He aquí algunos de los síntomas de la depresión:
- sensación de vacío e incapacidad para ilusionarse con nada
- sensación de desamparo y desesperación (ausencia de esperanzas)
- sentimiento de culpa y de desvaloración
- sensación de estar solo en el mundo y de que nadie te quiere
- estar irritable y enfadarse fácilmente (cualquier cosa te saca de quicio)
- incapacidad para disfrutar de las cosas
- problemas de concentración en clase o a la hora de hacer los deberes, y/o empezar a sacar peores notas en el colegio
- problemas para concentrarse en la lectura o en lo que se ve por televisión o no acordarse de qué trataba lo que se ha leído o lo que se ha visto por televisión
- falta de energía y sensación de estar siempre cansado
- dormir demasiado o demasiado poco
- no comer lo suficiente y perder peso o comer demasiado y ganar peso
- pensar en la muerte o en el suicidio
- pasar menos tiempo con los amigos y más tiempo solo
- llorar mucho, a veces sin motivo aparente
- estar inquieto (dificultad para relajarse o estarse quieto)
- tener ciertas sensaciones corporales, como frecuentes dolores de estómago, dolor de cabeza u opresión de pecho
Hay niños jovenes y adultos que están deprimidos y no lo saben. Frecuentemente, son sus padres, familiares o profesores quienes identifican los cambios de comportamiento incluidos en la lista que acabas de leer. La depresión se da más en unas familias que en otras. Si un niño o joven tiene un padre depresivo, tendrá más probabilidades de deprimirse.
Algunas personas tienen depresión que fue desencadenado por alguno de los siguientes sucesos: pérdida de un ser muy querido, como un padre; problemas familiares de larga duración, incluyendo la violencia doméstica, una enfermedad, un divorcio, el alcoholismo o la drogadicción; malos tratos infantiles o desatención; una violación; y enfermedades de larga duración, quemaduras, enfermedades de larga duraciones, o accidentes. Pero a veces las personas se deprimen sin motivo aparente.
Pedir ayuda
Todo el mundo, se trate de un niño, un adolescente o un adulto, se puede deprimir. Es muy importante que una persona deprimida, independientemente de la edad que tenga, pida ayuda. Si lo hace, tardará menos en encontrarse mejor. A veces el tratamiento sólo implica hablar con alguien que lo sabe todo sobre la depresión. A veces la medicación puede ayudar a curar la depresión, y otras veces se necesitan ambas cosas.
Si crees que puedes estar deprimido o simplemente no hay forma de quitarte la tristeza de encima, es importante que hables con un adulto sobre ello: uno de tus padres, otro familiar, un médico, un profesor, el psicólogo escolar, tu entrenador u otro adulto de confianza. Esa persona podrá ayudarte a buscar un tratamiento adecuado. Muchas poblaciones disponen de números de teléfono gratuitos, a los que la gente puede llamar las 24 horas del día si tiene problemas psicológicos o está pensando en el suicidio; estos números se encuentran en el listín telefónico. Recuerda que siempre habrá alguien que estará dispuesto a escucharte cuando estés triste o deprimido -alguien que te podrá ayudar.
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